Tú nunca morirás.

Y resulta que cuando menos esperanzas tienes en algo la vida te hace ver, una vez más, que sigues equivocándote. A modo de aviso. Como si necesitaras una rama más a la que agarrarte para que no te rindas.

Cuando todo parece que está marcado, que nada tiene solución y que por más que nos esforcemos no vamos a poder escapar, llega. Siempre llega algo que brilla más que el resto.

Y parece, que cuanto más perdido estás, que ya solo nos rodean sombras y oscuridad. Lo único que queda es esperar. Porque a veces las cosas llegan solas, sin necesidad de remar más.

Extraña forma de vivir.

Sigo convencido de que siempre llega aquello que te hace vivir. O revivir. Porque el mundo tiene demasiados cobardes y el resto no podemos rendirnos.

Y a veces no llega en forma de persona.

Pero sí en forma de libro, verso o canción.